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Conciertos de seda

10-06-2011

Alicia Dellepiane 
Para LA NACION
Jueves 10 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa

Arte y educación pueden ser buenos amigos. Pero en el Silk Road Project (Proyecto Camino de la Seda) concebido por Yo-Yo Ma -el premiadísimo violonchelista que deleitó con su música en la asunción de Barack Obama y que mañana se presentará en el Teatro Colón- éstos conjugan como amigos dilectos. Tanto es así que el Proyecto -que promueve innovación y aprendizaje por medio de las artes, conectando los diferentes vecindarios del planeta, uniendo artistas y audiencias- profundiza su ya fructífera relación con la Universidad de Harvard instalando su sede en uno de los edificios de su campus. Nacido en París, hijo de padres chinos y educado en los Estados Unidos; Yo-Yo Ma integra en su visión del arte y de la educación las tres culturas que lo formaron. Tal vez por eso haya tomado del camino de la seda el nombre para esta iniciativa con la que inició una renovación personal y artística después de décadas de trabajo dentro de los límites de la música clásica.
El camino de la seda fue una serie de rutas (terrestres y marítimas) que conectaron Europa y Asia por casi dos mil años, hasta alrededor del año 1500. A través de ellas se dio el intercambio de arte, ideas e innovaciones: la brújula, la imprenta, la seda, cerámica y laca, instrumentos de cuerda, viento y percusión; y las musicales matemáticas. Detectando que los lugares con mejores vínculos comerciales fueron a la vez los más tolerantes y con mayor despliegue de creatividad, Yo-Yo Ma toma este camino como metáfora de culturas que se fertilizan recíprocamente, y llama a esta globalización incipiente la "Internet de la antigüedad".
La versión actualizada del camino toma a la música como vehículo para la migración de ideas. Más concretamente, sesenta virtuosos de Oriente y Occidente (todos ellos con carreras sobresalientes) se unen aportando su propia cultura y tradición en el desarrollo de proyectos musicales y multimedia que unen historia e innovación, creando una música nueva. Una en la que el resultado del trabajo conjunto, la valoración de las diferencias y el reconocimiento de lo que tenemos en común como familia humana supere las divisiones y aliente la paz.
Yo-Yo Ma observa -como Harvard y muchas universidades y personas de buen tino- el exceso de especialización de los sistemas educativos actuales. Pero sabe que si se quiere colaborar "en la formación de ciudadanos que construyan un futuro del cual podamos estar orgullosos", la fragmentación tiene que resolverse en la experiencia misma de cada estudiante. Seguramente por eso propuso ante el Foro Económico de Davos, en 2008, los que considera los principios de la educación eficaz: Aprendizaje basado en la pasión: inspirando la curiosidad y despertando a los estudiantes a un mundo más grande que ellos mismos, de manera que el entusiasmo por el conocimiento surja de un deseo y no de un requisito; la mejor manera de hacerlo sustentable. Experiencias cumbre: creando contenidos inolvidables, de manera que los alumnos puedan elevarse en el encuentro con ellos y puedan tenerlos como acervo para experiencias futuras. Imaginación disciplinada: dando lugar a sus inteligencias, sentidos, experiencias e intuiciones. Empatía: alentando a los estudiantes a comprender algo profundamente y a ponerse en los zapatos de otros, abriéndose a la posibilidad de conexiones inesperadas. En Yo-Yo Ma, arte y educación son cuerda y arco de su vida. Pero según él mismo confiesa, por grande que sea su pasión por la música, su verdadera pasión son las personas. Tal vez por eso sus conciertos sean de seda.

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